16 diciembre, 2009

Rueda de prensa de la presentación de la Campaña de Navidad




Palabras de Director de Cáritas, Carlos Sauras, en la rueda de prensa y en el acto central de presentación de la Campaña de Navidad 2009

Buenas tardes y gracias por vuestra presencia en este acto central de la Campaña de Navidad de este 2009. Como sabéis, cada año, Cáritas lleva su Campaña también a diversos puntos de la geografía de nuestra diócesis, en las dos vicarías que abarcan el mundo rural. Este año, esos actos han tenido lugar en Pedrola, Zuera, Caspe y María de Huerva.
• Quiero aprovechar para agradecer a cuantos hacen posible el desarrollo de la Campaña y a cuantos participan en ella, porque la campaña es un momento decisivo de sensibilización, de fomentar la cercanía de las comunidades cristianas y de la sociedad en general hacia las necesidades de nuestros hermanos más necesitados. Agradezco por tanto a los equipos parroquiales de Cáritas, a los técnicos de zona y a los sacerdotes de los pueblos donde se han celebrado los actos.
Mi agradecimiento al Programa Rural de Cáritas, a su coordinador voluntario –Santiago Orús- y a toda el Área, así como a la gente de Sensibilización, que se han volcado en la fase previa en coordinación con Cáritas de Base. Gracias a todos los que han sido ponentes o han acompañado a los que exponían y gracias, también a los vicarios episcopales que han acudido a estas citas. Gracias a los grupos musicales que nos han acompañado y a quienes han puesto a nuestra disposición los centros donde se han desarrollado los actos. En este caso a los responsables del Centro Joaquín Roncal. No me gustaría dejarme a nadie y, si he omitido involuntariamente a alguien, deseo agradecerle doblemente su esfuerzo.



• Hace dos semanas los obispos españoles aprobaron en su Asamblea Plenaria una “Declaración ante la crisis moral y económica” y en ella recuerdan unas palabras de la encíclica “Caritas in veritate”. Dice Benedicto XVI que “Dios es el garante del verdadero desarrollo del Hombre”. Quiere insistir en que la raíz de nuestros problemas no está sólo, ni principalmente, en las dificultades económicas. El verdadero desarrollo debe alcanzar a todo el hombre y a todos los hombres, pero el hombre considerado íntegramente, no sólo en lo que se refiere a su situación económica.


Nuestra sociedad precisa de un cambio de valores y Cáritas viene insistiendo en estos dos últimos años en sus Campañas. Para el periodo 2008-2010 se eligió como lema “Una sociedad con valores es una sociedad con futuro”. Todo lo que se hecho a lo largo de este tiempo es una invitación a profundizar en cuatro valores con los que se busca la construcción de una sociedad más humana, donde cada uno se sienta responsable del mundo en el que vive y donde los excluidos cuenten con las oportunidades necesarias para poder alcanzar una vida digna.
Los valores resaltados son los de comunión-comunidad, participación, gratuidad y, en esta Navidad, el enfoque se pone en la diversidad.
• Hoy vamos a hablar de estos valores fundamentales y vamos a revisar con vosotros en qué situación se encuentra en estos momentos el trabajo de Cáritas. Pero la situación actual marcada por la crisis no la podemos considerar como algo aislado sino que debemos enmarcarla, examinar los datos que tenía Cáritas antes de que se desatara la crisis.
• En octubre de 2008 se presentaba el VI Informe FOESSA –la Fundación para el Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada de Cáritas Española- y allí se constataba que los niveles de exclusión y de pobreza no habían variado en los últimos diez años. Esos diez años que precedieron a la crisis se pueden calificar como una “década prodigiosa” en lo que se refiere a crecimiento económico. Pero la riqueza se repartió mal y no llegó a los más pobres.



Los índices de desigualdad apenas se redujeron: una quinta parte de los hogares españoles se veía afectada por la pobreza. La exclusión severa llegaba a un 5,3% de las familias. Se trataba de familias monoparentales sustentadas por la mujer, de ancianos con pensiones bajas, de una pobreza infantil de las más altas de la Unión Europea. El Informe alertaba sobre el mayor riesgo de pobreza que afectaba a los inmigrantes. Se insistía, también, en el alto porcentaje de “pobres transitorios” por la dependencia que muchas familias tenían de contratos temporales. Esa alerta resultó ser premonitoria sobre el crecimiento del desempleo en trabajos de baja cualificación que se ha producido a consecuencia de la crisis.
• ¿Qué ha supuesto la crisis? El desarrollo de la Expo distrajo la atención en Zaragoza sobe la incidencia que estaba teniendo el inicio de la crisis. Pero en Cáritas se veía, ya en esos meses de verano, que casi se triplicaba el número de familias que acudían a los 128 equipos de acogida que nuestra institución tiene en parroquias de la diócesis de Zaragoza. Y se veía que el perfil había cambiado. Se iba incrementando el número de familias con el cabeza de familia en paro al agotarse las prestaciones por desempleo y el apoyo que recibían del entorno. Con la crisis ha empeorado también la situación de los inmigrantes. Y la Ley de Extranjería va a suponer un endurecimiento de las políticas de inmigración, cuando ya, como consecuencia del paro, un buen número de estas familias han experimentado necesidades agobiantes en campos tan básicos como la alimentación o la vivienda.
• Comparar la situación de España antes de la crisis y en el año y medio que llevamos de crisis profunda nos sirve para constatar que, bajo gobiernos de distinto signo ideológico, las políticas sociales no han alcanzado la intensidad suficiente como para reducir los niveles de pobreza y de exclusión. La cultura dominante en ese periodo, con un fuerte componente de individualismo y consumismo, no prestó atención a los que no se estaban beneficiando sustancialmente del crecimiento económico, si bien el número importante de empleos de baja cualificación disimulaba los problemas de fondo.
• A continuación vamos a exponer los datos últimos que tiene Cáritas sobre la incidencia de la crisis. Pero, evidentemente, no nos podemos quedar paralizados por el panorama. Desde la sensibilización y desde la esperanza se debe y se pueden plantear propuestas para el futuro inmediato:

A las Administraciones Públicas hay que pedirles que asuman con mayor eficacia su responsabilidad, sobre todo en prestaciones básicas y en políticas de generación de empleo.
A los actores sociales y económicos, que impulsen un nuevo modelo de desarrollo que, entre otras cosas, contemple que la empresa tenga muy en cuenta la búsqueda del bien de los trabajadores y de sus familias.
A todos los ciudadanos, que contribuyan a crear un estilo de vida más solidario y a asumir unos valores basados en el entendimiento y la hospitalidad.

• Recuperar los valores es básico para unirse en un compromiso decidido para salir de la crisis. Lo recuerdan los obispos en la reciente declaración a la que he hecho referencia: “Es prioritaria la conversión del corazón para obtener los cambios sociales… Es primordial tomar conciencia del sufrimiento de nuestros hermanos más afectados por la crisis; un discernimiento sobre el gasto de los poderes públicos, de las familias y de cada uno en particular; fomentar la responsabilidad hacia el bien común y hacia las víctimas más afectadas por la crisis; promover actitudes cristianas como el compartir y colaborar con otras instituciones y organizaciones sociales en la solidaridad con las víctimas de la crisis”.
• Cáritas Diocesana de Zaragoza conmemorará en 2010 sus primeros 50 años de existencia, en el marco del Año Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social. A lo largo de estos años, Cáritas ha escrito páginas entrañables de solidaridad y de generosidad por parte de las comunidades cristianas y de la sociedad en general. En este último año y medio, marcado por la crisis, hemos vivido y seguimos viviendo la incorporación de un número importante de nuevos voluntarios y de socios, así como una gran generosidad en las campañas y en los donativos y en arrimar el hombro para sacar adelante a los que ya estaban en la pobreza y a los empobrecidos por la crisis.

Nuestra esperanza debe basarse en la confianza de que la justicia acabará abriéndose camino. Con el esfuerzo de muchos y con la ayuda de Dios, podremos ir hacia “una nueva civilización del amor”, en palabras de Juan Pablo II.

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