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21 diciembre, 2007

BSH dona a Cáritas el importe de las felicitaciones navideñas para el proyecto de actividad ocupacional


El subdirector general del área económica de BSH Electrodomésticos España, Joaquín Franco entrega al talón correspondiente a la donación a Alberto Ruiz, Secretario General de Cáritas Diocesana de Zaragoza y Pedro Cotera, Coordinador de Empresas con Corazón.


Las tradicionales tarjetas navideñas que BSH Electrodomésticos España enviaría en estas fechas a sus clientes, proveedores y colaboradores se han convertido un año más en dinero contante y sonante destinado a una asociación benéfica. En esta ocasión, los 6.000 euros de esas felicitaciones se han entregado a Cáritas Diocesana de Zaragoza para el desarrollo de su programa de “actividad ocupacional protegida”. Joaquín Franco, Subdirector General del área económica de BSH Electrodomésticos España entregó el correspondiente talón a Alberto Ruiz, Secretario General de Cáritas Diocesana de Zaragoza, acompañado por Pedro Cótera , coordinador de Empresas con Corazón (Cáritas). A través de este proyecto, Cáritas, trata de potenciar la mejora de habilidades sociales y competencias personales de los participantes, así como desarrollar sus capacidades y destrezas mediante el aprendizaje de distintas técnicas manuales. El objetivo último de estas actuaciones para la motivación y habituación laboral es facilitar la integración, formación y desarrollo de una ocupación de aquellas personas que precisan una intervención adaptada a su situación, para mantener o avanzar en la adquisición de hábitos sociales básicos y nivel de empleabilidad.
Para acceder al programa de actividad ocupacional, es necesario haber pasado por un proceso motivacional -en los talleres “San Pablo” o “Fogaral”-, o de habituación laboral, en el Centro de Inserción Social o en la Granja de Reinserción de Transeúntes, que Cáritas tiene en Zaragoza y en Movera. El equipo de referencia del centro valora quiénes han cumplido los objetivos y estima necesario que participen en un proceso más largo y lento que se adecue a su situación.
En el programa iniciado en el mes de octubre de 2007 participan 20 personas, con una edad mínima de 45 años y una máxima de 65, si bien el mayor determinante no es la edad sino el grado de deterioro y baja empleabilidad. Su presupuesto es de 50.085 euros, y de su puesta en marcha se encarga una coordinadora y una educadora contratadas, y ocho voluntarias que desarrollan tareas de ejecución y apoyo en el resto de actividades.
Los talleres se realizan en dos grupos de trabajo, según las habilidades sociales y manuales; el deterioro de la salud -en los dos es elevado-; las dificultades sensoriales y motoras; nivel cultural -en algunos casos de analfabetismo y bajo nivel de neolector-; demanda de actividades, sobre todo manuales en ambos grupos; el grado de asistencia; el grado de atención y memoria; y también el deterioro de la salud. Las actividades se dividen en dos áreas: en la de crecimiento personal se trata de crear un espacio “acogedor” de referencia y de formación personal y en el área ocupacional se trabajan los hábitos de empleabilidad.